Contar con un avión privado es casi un hábito para un millonario, pero qué tal poseer un tren. Es el caso de Chuck Jensen, un empresario neoyorquino que tiene a su disposición un ferrocarril Pullman modificado que data de 1923, reportó el diario estadunidense The Washington Post.
Tal vez no puede dar la vuelta al mundo, pero sí puede disfrutar de las apacibles vistas que ofrecen sus paseos sobre rieles por todo Nueva York.
La máquina, llamada Kitch Range Club, cuenta con un restaurante, dos baños, una habitación con literas y un compartimento privado, todo bajo el concepto la época a la que pertenece el tren.
Jensen pagó 450 mil dólares por la renovación del vehículo, una cifra insignificante comparada con los altos costos que representan tener un jet de lujo.
La máquina, llamada Kitch Range Club, cuenta con un restaurante, dos baños, una habitación con literas y un compartimento privado, todo bajo el concepto la época a la que pertenece el tren.
Jensen pagó 450 mil dólares por la renovación del vehículo, una cifra insignificante comparada con los altos costos que representan tener un jet de lujo.
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