Casi veinte años después de la muerte de Pablo Escobar, el mayor narcotraficante de la historia de Colombia conserva un feudo en su ciudad natal, Medellín, donde los habitantes del barrio que lleva su nombre profesan por él una fe ciega que camufla el pasado violento del capo.
"Bienvenidos al barrio Pablo Escobar. ¡Aquí se respira paz!", reza el desconcertante mural que preside la entrada al barrio que fundó el jefe del cartel de Medellín para acoger a personas que malvivían en un vertedero, en plena campaña para ser elegido como representante en el Congreso de la República en 1982.
Sus habitantes tienen muy claro quién les entregó las casas: "¿usted se imagina salir de un basurero para recibir una casa digna? Eso sólo lo daba Pablo Escobar, ¡que era un hombre bueno!", explicó a Efe Wberney Zabala, presidente de la Junta de Acción Vecinal del barrio. Fue precisamente Zabala quien pintó hace unas semanas el mural, que está custodiado por dos imágenes del rostro de Escobar "para recordar a los políticos de Medellín quién entregó estas casas". Mas información
Sus habitantes tienen muy claro quién les entregó las casas: "¿usted se imagina salir de un basurero para recibir una casa digna? Eso sólo lo daba Pablo Escobar, ¡que era un hombre bueno!", explicó a Efe Wberney Zabala, presidente de la Junta de Acción Vecinal del barrio. Fue precisamente Zabala quien pintó hace unas semanas el mural, que está custodiado por dos imágenes del rostro de Escobar "para recordar a los políticos de Medellín quién entregó estas casas". Mas información
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