El ataque cerebrovascular es una emergencia médica, que por lo general requiere atención farmacológica aunque a veces también tratamientos invasivos y/o quirúrgicos. Si usted o una persona cercana presentan:
- Falta de fuerza en un lado del cuerpo
- Parálisis facial
- Alteración del habla y/o visión
- Trastorno del equilibrio
- Mareos y dolor de cabeza súbito
Puede que esté frente a un ataque cerebrovascular o “derrame cerebral”. En esta situación, lo recomendable es actuar rápido y dirigirse o llevar al paciente al hospital o instituto especializado más cercano.
El ataque cerebrovascular es la principal causa de discapacidad en adultos, los que sobreviven necesitarán atención adecuada y terapias a largo plazo que incluye: rehabilitación motora, tratamiento de la espasticidad, terapia cognitiva, terapia del lenguaje, apoyo psicológico y emocional.
Prevención
Existen algunos pasos que se deben seguir para reducir el riesgo de esta enfermedad. Uno de ellos, es conocer los factores de riesgo personales; por ejemplo, se recomienda controlarse periódicamente la presión arterial, el colesterol y glucosa.
Otros consejos son practicar ejercicio regularmente, crearse hábitos alimenticios saludables ricos en frutas y verduras, bajo en sal y azúcar, limitar el consumo de alcohol, evitar el humo del cigarrillo y si fuma buscar ayuda para dejar de fumar.
- Falta de fuerza en un lado del cuerpo
- Parálisis facial
- Alteración del habla y/o visión
- Trastorno del equilibrio
- Mareos y dolor de cabeza súbito
Puede que esté frente a un ataque cerebrovascular o “derrame cerebral”. En esta situación, lo recomendable es actuar rápido y dirigirse o llevar al paciente al hospital o instituto especializado más cercano.
El ataque cerebrovascular es la principal causa de discapacidad en adultos, los que sobreviven necesitarán atención adecuada y terapias a largo plazo que incluye: rehabilitación motora, tratamiento de la espasticidad, terapia cognitiva, terapia del lenguaje, apoyo psicológico y emocional.
Prevención
Existen algunos pasos que se deben seguir para reducir el riesgo de esta enfermedad. Uno de ellos, es conocer los factores de riesgo personales; por ejemplo, se recomienda controlarse periódicamente la presión arterial, el colesterol y glucosa.
Otros consejos son practicar ejercicio regularmente, crearse hábitos alimenticios saludables ricos en frutas y verduras, bajo en sal y azúcar, limitar el consumo de alcohol, evitar el humo del cigarrillo y si fuma buscar ayuda para dejar de fumar.
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