A veces parece que todo va mal en tu vida, tus sueños no se cumplen, las cosas no salen como esperabas, surgen problemas inesperados, tu trabajo está muy lejos de ser el tipo de trabajo con el que soñabas cuando aún eras un estudiante, o tu vida amorosa parece provocarte más penas que alegrías.
Cuando las cosas van mal, es fácil sentirse abatido, frustrado, deprimido o resentido con el mundo, que parece empeñarse en someterte a una injusticia tras otra sin motivo alguno. Todas estas emociones negativas no hacen más que empeorar las cosas. Debido a tu malestar, tal vez seas poco amable con los demás, y ellos te pagan con la misma moneda; o bien no tienes ganas de salir, ni de ver gente, y te alejas de personas que podrían ayudarte a sentirte mejor o aportarte ideas, soluciones o nuevos puntos de vista.
De este modo, puedes acabar entrando en una espiral de negatividad que genera aún más negatividad, y es entonces cuando todo a tu alrededor acaba yendo verdaderamente mal.
Para romper este círculo, por tanto, es importante no dejarte atrapar por todas esas emociones negativa y tratar de mantener tus sentimientos positivos a flote, pues ellos serán tu tabla de salvación en los malos tiempos. Veamos cómo se hace esto.
1. Confía en ti y tu capacidad para cambiar y solucionar problemas. Cuando desconfías de tu propia capacidad para cambiar las cosas, no es raro que te sientas impotente, frustrado y abatido. A veces no encontramos las soluciones, no podemos cambiar algo o no sabemos qué hacer, pero eso no significa que no vayas a lograrlo tarde o temprano. No dejes de confiar en tu capacidad: piensa que lo que no puedas cambiar ahora, podrás cambiarlo más adelante.
2. Evoca sentimientos positivos. Piensa (y ten presente a menudo) en personas, situaciones, animales de compañía, etc., que generen en ti sentimientos positivos, como amor, gratitud, libertad, compasión, etc. Si piensas con frecuencia en ellos, estarás generando emociones positivas que te aportarán una ráfaga de bienestar instantáneo y te harán afrontar tu día a día con mejor ánimo. Si generas y expresas emociones positivas, atraerás más emociones positivas hacia ti, porque contribuirás a crearlas en los demás.
3. Acéptate a ti mismo y no te castigues ni culpes. Es fácil colmarnos de halagos a nosotros mismos cuando las cosas nos salen bien, pero a veces nos olvidamos de que también debemos ser tolerantes con nosotros mismos y tratarnos bien cuando las cosas nos salen mal. Hacer esto es mucho más difícil y, si es algo que todavía no has aprendido a hacer, aprovecha esta mala racha para hacerlo, pues es una de las lecciones más importantes que aprenderás en tu vida, y que no solo te beneficiará a ti sino también a cualquiera que esté cera de ti. Recuerda que si te maltratas a ti mismo, las emociones negativas que generas las reciben también los demás. Acepta que nadie es perfecto, ni siquiera tú, y que tienes derecho a equivocarte o a no saber hacer algo.
4. Ten cuidado con las exageraciones o catastrofismo. Cuando las cosas van mal, a veces tenemos tendencia a pensar que jamás cambiará. Si van mal las cosas en un área de tu vida, puedes tender a pensar qua va mal absolutamente todo. Si tienes un contratiempo, puedes verlo como si fuera una terrible catástrofe, y considerar absolutamente terrible algo que tan solo es desagradable. Por tanto, vigila esa tendencia a la exageración y al catastrofismo y trata de ser realista.
5. Sé optimista. Ser optimista no consiste en verlo todo rosa, negar los problemas o cerrar los ojos, no hacer nada y esperar que todo se solucione solo mientras te dedicas a divertirte. Ser optimista significa buscar el lado positivo de las cosas, ver lo bueno que hay en tu vida, a pesar de que también reconozcas lo malo, confiar en ti, tener esperanza, pensar que hay soluciones para todo y que si no las hay ahora, las habrá mañana.
6. Usa tu creatividad, tanto para buscar soluciones como para realizar alguna actividad creativa. Si no tienes dinero para conseguir algo que quieres, usa tu creatividad para hacerlo tú mismo. Si te sientes bloqueado en una situación sin salida, haz una tormenta de ideas y escribe todo lo que se te ocurra. Si te sientes mal o tienes exceso de estrés, haz algo creativo como un modo de expresar tu malestar y sentirme mejor, ya sea pintar, escribir, esculpir, etc.
7. Espera y ten paciencia. A menudo queremos que los problemas desaparezcan de inmediato, que las soluciones estén ahí enseguida y lograr todo lo que queremos en cuanto lo queremos. Por desgracia, en la vida real las cosas no funcionan así, y aprender a ser paciente es otra importante lección que debemos aprender si no queremos sentirnos frustrados en cuanto algo no salga como esperamos (lo cual puede ocurrir con frecuencia). La falta de paciencia es una de las principales recetas para la frustración y la amargura. Por tanto, aprende a ser paciente y a esperar, pues a veces las cosas llegan cuando tienen que llegar, ni antes ni después.
8. Mantén el sentido del humor. Saber mantener el sentido del humor cuando todo parece ir mal, significa que tienes la capacidad de distanciarte de lo que sucede, de tomar perspectiva y de ver las cosas desde fuera, lo cual, a su vez, significa que tendrás más probabilidades de ser realista, de pensar con calma, de solucionar los problemas y de tener paciencia. Es decir, detrás del sentido del humor se esconde una de las mejores fortalezas del ser humano. No dejes de usarla.
Cuando las cosas van mal, es fácil sentirse abatido, frustrado, deprimido o resentido con el mundo, que parece empeñarse en someterte a una injusticia tras otra sin motivo alguno. Todas estas emociones negativas no hacen más que empeorar las cosas. Debido a tu malestar, tal vez seas poco amable con los demás, y ellos te pagan con la misma moneda; o bien no tienes ganas de salir, ni de ver gente, y te alejas de personas que podrían ayudarte a sentirte mejor o aportarte ideas, soluciones o nuevos puntos de vista.
De este modo, puedes acabar entrando en una espiral de negatividad que genera aún más negatividad, y es entonces cuando todo a tu alrededor acaba yendo verdaderamente mal.
Para romper este círculo, por tanto, es importante no dejarte atrapar por todas esas emociones negativa y tratar de mantener tus sentimientos positivos a flote, pues ellos serán tu tabla de salvación en los malos tiempos. Veamos cómo se hace esto.
1. Confía en ti y tu capacidad para cambiar y solucionar problemas. Cuando desconfías de tu propia capacidad para cambiar las cosas, no es raro que te sientas impotente, frustrado y abatido. A veces no encontramos las soluciones, no podemos cambiar algo o no sabemos qué hacer, pero eso no significa que no vayas a lograrlo tarde o temprano. No dejes de confiar en tu capacidad: piensa que lo que no puedas cambiar ahora, podrás cambiarlo más adelante.
2. Evoca sentimientos positivos. Piensa (y ten presente a menudo) en personas, situaciones, animales de compañía, etc., que generen en ti sentimientos positivos, como amor, gratitud, libertad, compasión, etc. Si piensas con frecuencia en ellos, estarás generando emociones positivas que te aportarán una ráfaga de bienestar instantáneo y te harán afrontar tu día a día con mejor ánimo. Si generas y expresas emociones positivas, atraerás más emociones positivas hacia ti, porque contribuirás a crearlas en los demás.
3. Acéptate a ti mismo y no te castigues ni culpes. Es fácil colmarnos de halagos a nosotros mismos cuando las cosas nos salen bien, pero a veces nos olvidamos de que también debemos ser tolerantes con nosotros mismos y tratarnos bien cuando las cosas nos salen mal. Hacer esto es mucho más difícil y, si es algo que todavía no has aprendido a hacer, aprovecha esta mala racha para hacerlo, pues es una de las lecciones más importantes que aprenderás en tu vida, y que no solo te beneficiará a ti sino también a cualquiera que esté cera de ti. Recuerda que si te maltratas a ti mismo, las emociones negativas que generas las reciben también los demás. Acepta que nadie es perfecto, ni siquiera tú, y que tienes derecho a equivocarte o a no saber hacer algo.
4. Ten cuidado con las exageraciones o catastrofismo. Cuando las cosas van mal, a veces tenemos tendencia a pensar que jamás cambiará. Si van mal las cosas en un área de tu vida, puedes tender a pensar qua va mal absolutamente todo. Si tienes un contratiempo, puedes verlo como si fuera una terrible catástrofe, y considerar absolutamente terrible algo que tan solo es desagradable. Por tanto, vigila esa tendencia a la exageración y al catastrofismo y trata de ser realista.
5. Sé optimista. Ser optimista no consiste en verlo todo rosa, negar los problemas o cerrar los ojos, no hacer nada y esperar que todo se solucione solo mientras te dedicas a divertirte. Ser optimista significa buscar el lado positivo de las cosas, ver lo bueno que hay en tu vida, a pesar de que también reconozcas lo malo, confiar en ti, tener esperanza, pensar que hay soluciones para todo y que si no las hay ahora, las habrá mañana.
6. Usa tu creatividad, tanto para buscar soluciones como para realizar alguna actividad creativa. Si no tienes dinero para conseguir algo que quieres, usa tu creatividad para hacerlo tú mismo. Si te sientes bloqueado en una situación sin salida, haz una tormenta de ideas y escribe todo lo que se te ocurra. Si te sientes mal o tienes exceso de estrés, haz algo creativo como un modo de expresar tu malestar y sentirme mejor, ya sea pintar, escribir, esculpir, etc.
7. Espera y ten paciencia. A menudo queremos que los problemas desaparezcan de inmediato, que las soluciones estén ahí enseguida y lograr todo lo que queremos en cuanto lo queremos. Por desgracia, en la vida real las cosas no funcionan así, y aprender a ser paciente es otra importante lección que debemos aprender si no queremos sentirnos frustrados en cuanto algo no salga como esperamos (lo cual puede ocurrir con frecuencia). La falta de paciencia es una de las principales recetas para la frustración y la amargura. Por tanto, aprende a ser paciente y a esperar, pues a veces las cosas llegan cuando tienen que llegar, ni antes ni después.
8. Mantén el sentido del humor. Saber mantener el sentido del humor cuando todo parece ir mal, significa que tienes la capacidad de distanciarte de lo que sucede, de tomar perspectiva y de ver las cosas desde fuera, lo cual, a su vez, significa que tendrás más probabilidades de ser realista, de pensar con calma, de solucionar los problemas y de tener paciencia. Es decir, detrás del sentido del humor se esconde una de las mejores fortalezas del ser humano. No dejes de usarla.