El contacto físico podría ayudar a los bebés a aprender más rápido su idioma, según un reciente estudio.
Sabemos que el contacto físico es importante, sobre todo para los pequeños, porque transmite afecto. Sin embargo, parece que también podría jugar un papel crucial en cómo los bebés aprenden el idioma, según investigadores de la Universidad Purdue, EE.UU.
Los científicos experimentaron con un total de 48 bebés de 4 meses que dividieron en dos grupos. En el primer grupo los investigadores dejaron a los niños escuchar un discurso grabado que contenía palabras sin sentido, como, por ejemplo, 'dobita' o 'lepoga', y cuando se oía la palabra el investigador tocaba la rodilla del bebé. En el segundo grupo el investigador se tocaba su propia ceja o barbilla.
El experimento demostró que en el primer grupo los bebés empezaron a discernir la palabra en el discurso, mientras que en el segundo grupo no. "No importa cuántas veces el bebé miró la cara del experimentador, el efecto no era el mismo que en los niños que fueron tocados durante el discurso", comenta Amanda Seidl, que encabezó la investigación, publicada en la revista 'Developmental Science'.
"Los bebés perciben los toques como si estuvieran relacionados con lo que oyen", concluye Seidl.
Sabemos que el contacto físico es importante, sobre todo para los pequeños, porque transmite afecto. Sin embargo, parece que también podría jugar un papel crucial en cómo los bebés aprenden el idioma, según investigadores de la Universidad Purdue, EE.UU.
Los científicos experimentaron con un total de 48 bebés de 4 meses que dividieron en dos grupos. En el primer grupo los investigadores dejaron a los niños escuchar un discurso grabado que contenía palabras sin sentido, como, por ejemplo, 'dobita' o 'lepoga', y cuando se oía la palabra el investigador tocaba la rodilla del bebé. En el segundo grupo el investigador se tocaba su propia ceja o barbilla.
El experimento demostró que en el primer grupo los bebés empezaron a discernir la palabra en el discurso, mientras que en el segundo grupo no. "No importa cuántas veces el bebé miró la cara del experimentador, el efecto no era el mismo que en los niños que fueron tocados durante el discurso", comenta Amanda Seidl, que encabezó la investigación, publicada en la revista 'Developmental Science'.
"Los bebés perciben los toques como si estuvieran relacionados con lo que oyen", concluye Seidl.