Cambiando la manera en la que percibimos el mundo. Por ejemplo, en experimentos en los que personas miraban íconos de caras sonrientes y tristes, la música que escuchaban afectaba lo que veían.
Incluso una cara neutral puede ser considerada como feliz cuando se escucha música alegre. La música también incita recuerdos en forma inintencionada, con frecuencia reviviendo emociones experimentadas en el momento.
El ritmo de la música también ocasiona toda clase de respuestas corporales, incluidos jugar con los dedos o golpear el piso con los pies al son que se escucha.
El ritmo también puede afectar nuestra frecuencia cardiaca y cuando varias personas cantan juntas, su respiración puede sincronizarse y se incrementan las emociones positivas.
Estos efectos quizás no sean tan sorprendentes, si se toma en cuenta que los patrones musicales afectan la parte del tallo cerebral que maneja la audición así como la corteza auditiva, partes del sistema neurológico de recompensas y otras áreas relacionadas con la memoria y la emoción.
Incluso una cara neutral puede ser considerada como feliz cuando se escucha música alegre. La música también incita recuerdos en forma inintencionada, con frecuencia reviviendo emociones experimentadas en el momento.
El ritmo de la música también ocasiona toda clase de respuestas corporales, incluidos jugar con los dedos o golpear el piso con los pies al son que se escucha.
El ritmo también puede afectar nuestra frecuencia cardiaca y cuando varias personas cantan juntas, su respiración puede sincronizarse y se incrementan las emociones positivas.
Estos efectos quizás no sean tan sorprendentes, si se toma en cuenta que los patrones musicales afectan la parte del tallo cerebral que maneja la audición así como la corteza auditiva, partes del sistema neurológico de recompensas y otras áreas relacionadas con la memoria y la emoción.