Un equipo de neurólogos de la Academia de Ciencias Sociales, el principal centro estatal de investigación de China, ha determinado que la corrupción provoca una actividad cerebral hasta ahora desconocida, lo que podría abrir la puerta a futuros tratamientos de curación.
Los científicos chinos han revelado sus investigaciones en la publicación internacional Frontiers in Behavioural Neuroscience, de las que hoy se hace eco el diario hongkonés South China Morning Post.
La investigación defiende que una parte del hemisferio cerebral izquierdo llamada “giro frontal inferior” (situada junto a la sien) es clave en la conducta corrupta, pues las personas en las que esa área del cerebro trabaja con mayor intensidad pueden ser más propensas a aceptar sobornos o malversar fondos.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores chinos experimentaron con 28 voluntarios cuya actividad cerebral fue controlada por resonancia magnéti mientras se les “tentaba” con dinero.
En concreto, se daba a cada voluntario de forma aislada una cantidad de dinero (que variaba según el individuo) y se le ofrecía la posibilidad de quedarse una parte o rechazarlo en su totalidad.
Todos los voluntarios, al recibir una oferta de dinero, activaban áreas del cerebro relacionadas con el bienestar, en el hemisferio derecho y la parte frontal, pero sólo aquellos que lo aceptaban activaban el “giro frontal inferior” izquierdo.
Además, cuánto más dinero aceptaban, mayor era su actividad en esa zona próxima a la sien, produciendo unos resultados que, según el neurólogo Li Shu, director del estudio, “puede arrojar nueva luz ante la cuestión de por qué ocurre la corrupción”.
Según señaló en declaraciones al South China Morning Post otro experto de la misma rama científica en la Universidad de Pekín, Ge Jianqiao, la investigación debería continuar con el estudio de políticos chinos corruptos, aunque otros colegas opinan que será difícil que el régimen comunista permita que los científicos analicen tan de cerca a presos convictos.
“A menos que líderes del Gobierno al más alto nivel lo autoricen, ningún instituto científico se atreverá a financiar o aprobar un proyecto así”, destacó otro neurólogo, Cao Jun, también citado por el diario independiente.
La lucha contra la corrupción está siendo uno de los puntos más destacados en el Gobierno del presidente chino Xi Jinping, cuyo mandato, iniciado hace apenas un año, ha destacado por sentencias judiciales, detenciones e investigaciones policiales contra más de 30.000 altos cargos sospechosos de corrupción.
Esta semana, sin ir más lejos, el Partido Comunista de China anunció la expulsión de la formación y la puesta en manos de la Fiscalía de Xu Caihou, ex “número dos” de las Fuerzas Armadas chinas por prácticas corruptas en el Ejército.
El caso de Xu, el militar de más alto rango nunca antes procesado por presunto fraude, pone de relieve que el régimen comunista también intenta llevar su publicitada campaña anticorrupción hasta el Ejército, institución de enorme influencia y poder en China.
Los científicos chinos han revelado sus investigaciones en la publicación internacional Frontiers in Behavioural Neuroscience, de las que hoy se hace eco el diario hongkonés South China Morning Post.
La investigación defiende que una parte del hemisferio cerebral izquierdo llamada “giro frontal inferior” (situada junto a la sien) es clave en la conducta corrupta, pues las personas en las que esa área del cerebro trabaja con mayor intensidad pueden ser más propensas a aceptar sobornos o malversar fondos.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores chinos experimentaron con 28 voluntarios cuya actividad cerebral fue controlada por resonancia magnéti mientras se les “tentaba” con dinero.
En concreto, se daba a cada voluntario de forma aislada una cantidad de dinero (que variaba según el individuo) y se le ofrecía la posibilidad de quedarse una parte o rechazarlo en su totalidad.
Todos los voluntarios, al recibir una oferta de dinero, activaban áreas del cerebro relacionadas con el bienestar, en el hemisferio derecho y la parte frontal, pero sólo aquellos que lo aceptaban activaban el “giro frontal inferior” izquierdo.
Además, cuánto más dinero aceptaban, mayor era su actividad en esa zona próxima a la sien, produciendo unos resultados que, según el neurólogo Li Shu, director del estudio, “puede arrojar nueva luz ante la cuestión de por qué ocurre la corrupción”.
Según señaló en declaraciones al South China Morning Post otro experto de la misma rama científica en la Universidad de Pekín, Ge Jianqiao, la investigación debería continuar con el estudio de políticos chinos corruptos, aunque otros colegas opinan que será difícil que el régimen comunista permita que los científicos analicen tan de cerca a presos convictos.
“A menos que líderes del Gobierno al más alto nivel lo autoricen, ningún instituto científico se atreverá a financiar o aprobar un proyecto así”, destacó otro neurólogo, Cao Jun, también citado por el diario independiente.
La lucha contra la corrupción está siendo uno de los puntos más destacados en el Gobierno del presidente chino Xi Jinping, cuyo mandato, iniciado hace apenas un año, ha destacado por sentencias judiciales, detenciones e investigaciones policiales contra más de 30.000 altos cargos sospechosos de corrupción.
Esta semana, sin ir más lejos, el Partido Comunista de China anunció la expulsión de la formación y la puesta en manos de la Fiscalía de Xu Caihou, ex “número dos” de las Fuerzas Armadas chinas por prácticas corruptas en el Ejército.
El caso de Xu, el militar de más alto rango nunca antes procesado por presunto fraude, pone de relieve que el régimen comunista también intenta llevar su publicitada campaña anticorrupción hasta el Ejército, institución de enorme influencia y poder en China.