Un grupo de científicos de la Universidad de California en San Diego,EE.UU. , han desarrollado una alternativa que mide los niveles de azúcar a través de la superficie de la piel, sin necesidad de aguja o muestra de sangre.
La investigación publicada en la revista Analytical Chemistry, describe un dispositivo flexible que consta de electrodos impresos en papel de tatuaje temporal. Una suave corriente eléctrica aplicada a la piel durante 10 minutos es la que hace la reacción química para que un sensor incorporado en el tatuaje pueda medir la fuerza de la carga eléctrica producida por la glucosa y determinar su concentración.
“La concentración de glucosa extraída por el dispositivo es casi cien veces menor que el nivel que tiene la sangre humana. Por lo que tuvimos que desarrollar un sensor de glucosa altamente sensible que puede detectar niveles bajos de glucosa con alta selectividad”, señaló Amay Bandodkar, responsable de la investigación.
El dispositivo fue probado en a siete hombres y mujeres entre 20 y 40 años de edad, sin antecedentes de diabetes. Ninguno de los voluntarios reportó sentir molestias durante la prueba, y sólo se informó sobre un leve hormigueo en los primeros 10 segundos de la prueba.
Para probar su efectividad en la medición del aumento en los niveles de glucosa después de las comidas, los voluntarios consumieron una comida rica en hidratos de carbono y refresco. Los resultados mostraron que el dispositivo podía detectar los picos de glucosa al igual que un monitor de punción digital tradicional.
Por el momento, el tatuaje no proporciona el tipo de lectura numérica para el automonitoreo de los niveles de glucosa, sin embargo, investigadores de Ingeniería Eléctrica y Computación del Centro de Wearable están desarrollando los sensores. “El instrumento de lectura eventualmente tendrá capacidades bluetooth para enviar la información directamente al médico del paciente en tiempo real o almacenar datos en la nube”, añadió Bandodkar.
La investigación publicada en la revista Analytical Chemistry, describe un dispositivo flexible que consta de electrodos impresos en papel de tatuaje temporal. Una suave corriente eléctrica aplicada a la piel durante 10 minutos es la que hace la reacción química para que un sensor incorporado en el tatuaje pueda medir la fuerza de la carga eléctrica producida por la glucosa y determinar su concentración.
“La concentración de glucosa extraída por el dispositivo es casi cien veces menor que el nivel que tiene la sangre humana. Por lo que tuvimos que desarrollar un sensor de glucosa altamente sensible que puede detectar niveles bajos de glucosa con alta selectividad”, señaló Amay Bandodkar, responsable de la investigación.
El dispositivo fue probado en a siete hombres y mujeres entre 20 y 40 años de edad, sin antecedentes de diabetes. Ninguno de los voluntarios reportó sentir molestias durante la prueba, y sólo se informó sobre un leve hormigueo en los primeros 10 segundos de la prueba.
Para probar su efectividad en la medición del aumento en los niveles de glucosa después de las comidas, los voluntarios consumieron una comida rica en hidratos de carbono y refresco. Los resultados mostraron que el dispositivo podía detectar los picos de glucosa al igual que un monitor de punción digital tradicional.
Por el momento, el tatuaje no proporciona el tipo de lectura numérica para el automonitoreo de los niveles de glucosa, sin embargo, investigadores de Ingeniería Eléctrica y Computación del Centro de Wearable están desarrollando los sensores. “El instrumento de lectura eventualmente tendrá capacidades bluetooth para enviar la información directamente al médico del paciente en tiempo real o almacenar datos en la nube”, añadió Bandodkar.
El equipo de investigación también está trabajando para que el tatuaje dure más tiempo, toda vez que su vida útil actual es de unos días. Los investigadores dicen que el dispositivo podría ser utilizado para medir otros productos químicos importantes, tales como el lactato, un metabolito analizado en atletas para supervisar su estado físico.
La temible diabetes
La diabetes se ha convertido en una epidemia que afecta a casi 350 millones de personas en todo el mundo según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se prevé que se convierta en la séptima causa de muerte en 2030 y el número de casos alcance los 552 millones, o un adulto de cada 10 en el mundo.
Según las estadísticas de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por su siglas en inglés), unos 26 millones de personas en los Estados Unidos (hombres, mujeres y niños) han sido diagnosticados con diabetes y estima que 79 millones de adultos tienen pre diabetes, una afección que incrementa el riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiacas y accidentes cerebrovasculares.
Los CDC calculan que para el año 2050, si las tendencias actuales continúan, 1 de cada 3 adultos en los EE. UU. podrían sufrir de diabetes. La diabetes tipo 2, en la cual el organismo pierde en forma gradual la capacidad de producir y utilizar la insulina, representa entre el 90 y el 95% del total de los casos.
La diabetes es la séptima causa principal de muerte y puede provocar discapacidad permanente y mal estado de salud. Las personas con diabetes pueden sufrir numerosas complicaciones graves y mortales, como enfermedades cardiacas y accidentes cerebrovasculares, ceguera, enfermedad renal crónica y amputaciones.
El riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares es 2 a 4 veces más alto en las personas con diabetes. Los adultos con diabetes tienen tasas de mortalidad por enfermedades cardiacas aproximadamente 2 a 4 veces más altas que los adultos que no tienen diabetes.
La diabetes es la causa principal de nuevos casos de ceguera en adultos entre 20 a 74 años de edad.
La diabetes es también la causa principal de la insuficiencia renal y fue responsable del 44% de los casos nuevos en el 2008.
Más del 60% de las amputaciones de piernas y pies no relacionadas con accidentes y lesiones, fueron procedimientos realizados en personas con diabetes. En el 2006, estos casos llegaron a una cantidad de 65,700 amputaciones.
La temible diabetes
La diabetes se ha convertido en una epidemia que afecta a casi 350 millones de personas en todo el mundo según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se prevé que se convierta en la séptima causa de muerte en 2030 y el número de casos alcance los 552 millones, o un adulto de cada 10 en el mundo.
Según las estadísticas de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por su siglas en inglés), unos 26 millones de personas en los Estados Unidos (hombres, mujeres y niños) han sido diagnosticados con diabetes y estima que 79 millones de adultos tienen pre diabetes, una afección que incrementa el riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiacas y accidentes cerebrovasculares.
Los CDC calculan que para el año 2050, si las tendencias actuales continúan, 1 de cada 3 adultos en los EE. UU. podrían sufrir de diabetes. La diabetes tipo 2, en la cual el organismo pierde en forma gradual la capacidad de producir y utilizar la insulina, representa entre el 90 y el 95% del total de los casos.
La diabetes es la séptima causa principal de muerte y puede provocar discapacidad permanente y mal estado de salud. Las personas con diabetes pueden sufrir numerosas complicaciones graves y mortales, como enfermedades cardiacas y accidentes cerebrovasculares, ceguera, enfermedad renal crónica y amputaciones.
El riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares es 2 a 4 veces más alto en las personas con diabetes. Los adultos con diabetes tienen tasas de mortalidad por enfermedades cardiacas aproximadamente 2 a 4 veces más altas que los adultos que no tienen diabetes.
La diabetes es la causa principal de nuevos casos de ceguera en adultos entre 20 a 74 años de edad.
La diabetes es también la causa principal de la insuficiencia renal y fue responsable del 44% de los casos nuevos en el 2008.
Más del 60% de las amputaciones de piernas y pies no relacionadas con accidentes y lesiones, fueron procedimientos realizados en personas con diabetes. En el 2006, estos casos llegaron a una cantidad de 65,700 amputaciones.
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